martes, 25 de diciembre de 2012

YO ESTOY AQUÍ.

YO ESTOY AQUÍ

 

(Extracto de reflexión dominical del padre Rogelio Narváez Martínez)

 

Eduardo Galeano escribe en el Libro de los abrazos la siguiente anécdota:

"Fernando Silva dirige el hospital de niños en Managua. En vísperas de la Navidad, se quedó trabajando hasta muy tarde.

Ya estaban sonando los cohetes, y empezaban los fuegos artificiales a iluminar el cielo, cuando Fernando decidió marcharse.

En su casa lo esperaban para festejar.

Hizo un última recorrida por las salas, viendo si estaba todo en orden.

En eso estaba cuando sintió que unos pasos lo seguían.

Unos pasos como de nube: se volvió y descubrió que uno de los enfermitos le andaba atrás.

En la penumbra, lo reconoció.

Era un niño que estaba sólo.

Fernando reconoció su cara ya marcada por la muerte y esos ojos que pedían disculpas o quizá pedían permiso.

Fernando se acercó, y el niño le rozó con la mano:

"Vos decidle a..." –susurró el niño- "Vos, decidle a alguien que yo estoy aquí".

Ese niño está enfermo, está marcado por la muerte; peor aún, está solo.

 

Completamente solo.

 

Y es Nochebuena, y él lo sabe.

 

Nota las primeras sombras que anuncian el comienzo de la Noche Sagrada.

 

En esto, oye pasos en el pasillo y ha salido con la esperanza de encontrar compañía en la fiesta de todos.

 

Es tímido y delicado y no quiere molestar a nadie.

 

Sólo un ligero tacto de su mano infantil, un débil murmullo, una súplica inocente:

 

"Por favor, dígale... dígale a alguien". "No importa a quién". "No importa dónde".

 

"Basta con que le diga a alguien que yo estoy aquí.

 

La gente aún tiene corazón y quizá vendrá.

 

No van a dejar a un niño sólo en la noche en que nace Jesús.

 

Solo y con la muerte en su rostro.

 

Solo en el banquillo del hospital de niños.

 

Solo mientras los cohetes festivos explotan en el cielo".

 

El niño está enfermo, y su enfermedad se llama soledad.

 

La enfermedad de la raza humana.

 

"Vos decidle... Decidle a alguien que yo estoy aquí, a quien sea".

 

Que Dios y María Santísima te bendigan.   Mary y Jaime.

 

 

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